Domingo, 21 de abril de 2014.
Suena el despertador a la hora acordada... Está nevando y hay niebla. Cada uno debe decidir por sí mismo... Gerard y yo subimos, el resto se quedan en el refugio, harán prácticas de encordamiento, rescate, etc.
Nos marcamos un objetivo, el Pico del Collado de la Rimaya por su corredor Norte, descartamos el Maladeta. Según nuestros cálculos tardaremos unas 8 horas. Isidoro nos insiste en que seamos cautos y que bajo ningún concepto superemos las 8 horas. Pasadas las 8 horas, si no tiene noticias nuestras, dará a voz de alarma.
A las 6 salimos del refugio, hay poca visibilidad, apenas los frontales iluminan unos metros. A la media hora de iniciar la marcha me doy cuenta que hay mucha nieve acumulada, debería haber cogido las raquetas. El ascenso será un suplicio.
Para evitar hundirme hasta las rodillas aprovecho la huella que dejan los esquís de Gerard. Sigo hundiéndome, pero menos.
Amanece, pero seguimos con escasa visibilidad, debemos consultar el GPS en todo momento para evitar desviarnos de la ruta.
A las 10:35 llegamos al pie del corredor. Hemos tardado 4 horas y media en llegar. Me preocupa el tiempo, nos quedan 3 horas y media para llegar al refugio antes de que Isidoro empiece a preocuparse.
Gerard me tranquiliza, dice que tenemos tiempo de sobra. Ya que hemos llegado debemos intentarlo, si lo vemos complicado nos damos la vuelta.
Gerard empieza a subir por el corredor, hay mucha nieve, pero no parece que haya peligro de aludes. No obstante, en el momento que tengo que cruzar de un lado al otro del corredor, para encarar la última pala, tengo el culo tan prieto que no me cabe un pelo de gamba.
Para colmo, la roca está muy descompuesta, debemos retirar mucha nieve y tantear la roca varias veces antes de dar un paso.
A falta de diez metros de la cumbre Gerard no lo ve claro. Me pregunta si quiero dar la vuelta. Me ofrezco a pasar delante, y si tampoco veo el paso nos volvemos.
Está realmente complicado, el terreno está muy, pero que muy descompuesto. Además, ahora Gerard está a pocos metros de mí, si provoco un desprendimiento de rocas no tendrá capacidad de reacción.
Poco a poco voy avanzando metros hasta alcanzar la cumbre. Minutos después llega Gerard. Nos hacemos unas pocas fotos e iniciamos el descenso.
Si el ascenso es imponente el descenso lo es aún más. Gerard comienza a descender, yo espero a que esté a bastante distancia para seguirle.
Poco a poco vamos descendiendo metros. Ya en los últimos, fuera de peligro, decido practicar autodetención, aunque más bien me rebozo en nieve.
Descendiendo el corredor |
Minutos después vemos como un numeroso grupo se dirige al Maladeta. En nuestras cabezas comienza una batalla entre el bien y el mal... seguirlos y subir el Maladata o regresar al refugio y no preocupar a nuestros amigos. El sentido común se impone, regresamos. Nos marcamos un plazo y debemos respetarlo, de hecho ya vamos mal de tiempo.
Así que continuamos descendiendo, ahora es más rápido porque, a pesar del viento, nuestras huellas aún son visibles.
Gerard baja como un rayo, qué envidia me da. Veo como desciende cientos de metros sin aparente esfuerzo y disfrutando como un niño la mañana de Reyes.
De pronto, entre la niebla, aparece una francesa. Se dirige al Maladeta, se ha descolgado del grupo anterior, parece que tiene problemas con los esquís.
En montaña cada uno es responsable de sí mismo, pero considero que un grupo no puede despreocuparse de uno de sus compañeros en una situación como aquella de escasa visibilidad. Las probabilidades de perderse o sufrir un accidente son elevadas.
Más o menos a la altura del desvió hacia el Portillón Superior vemos las huellas claras de toda la gente que ha subido al mismo por el lado izquierdo del barranco. La huella está muy marcada y es visible. Sugiero a Gerard que regresemos al refugio por aquí, el camino es más directo que el que hemos utilizado para subir (por la derecha del barranco), la huella es más visible y al no tener que comprobar el gps constantemente tardaremos menos.
ERROOOOOOOOR!!!! Si antes tenía envidia de Gerard al verle descender, ahora no me gustaría estar en su piel. En pocos metros se mete varias hostias, de las que hacen daño. Me dice que la nieve en esa zona está impracticable, que habrá que regresar por donde subimos por la mañana.
Así pues, volvemos a buscar el camino de ascenso, pero con el inconveniente de que ahora ya no tenemos nuestras huellas para orientarnos. Debemos confirmar continuamente con el gps que no nos desviamos, ya que es muy fácil hacerlo en esas condiciones.
A las 14:18 llegamos al refugio, solo 15 minutos por encima del tiempo estimado. Como nos habían dicho nuestros compañeros, los encontramos en los alrededores del mismo practicando técnicas de rescate.
Por la tarde, nos informamos en el refugio de la previsión meteorológica del lunes. Nos dicen que empeora el tiempo. Parece ser que el Pico de Alba y los tubos de Paderna vuelven a resistirse.
Así que, si planes para el día siguiente, pasamos una agradable tarde de domingo tomando vinos y contando batallitas junto a la concurrida chimenea.
Lunes, 22 de abril de 2014.
Cuando por la mañana veo que hace un día estupendo me dan ganas de tirarme de los pelos... nos habían dicho que el tiempo iba a empeorar y hacía un día de lujo, despejado y soleado. :(
Como debemos regresar a Alicante no podemos, aunque queramos, intentar el pico de Alba y los tubos de Paderna,
El regreso al Hospital del Benasque lo hacemos tranquilos, haciendo fotos y disfrutando del paisaje.
Al igual que salir de viaje a las 4:30 de la mañana se está convirtiendo en una costumbre, también se está forjando la costumbre de comer en Benasque al bajar del Refugio de la Renclusa. A pesar de ser las 11 de la mañana, a Isidoro y a Gerard se les antoja una parrillada. Al final, parrillada para todos, acompañada de unas cervezas bien frescas.
Así pues, volvemos a buscar el camino de ascenso, pero con el inconveniente de que ahora ya no tenemos nuestras huellas para orientarnos. Debemos confirmar continuamente con el gps que no nos desviamos, ya que es muy fácil hacerlo en esas condiciones.
A las 14:18 llegamos al refugio, solo 15 minutos por encima del tiempo estimado. Como nos habían dicho nuestros compañeros, los encontramos en los alrededores del mismo practicando técnicas de rescate.
Isidoro y Raúl practicando rescate |
Por la tarde, nos informamos en el refugio de la previsión meteorológica del lunes. Nos dicen que empeora el tiempo. Parece ser que el Pico de Alba y los tubos de Paderna vuelven a resistirse.
Así que, si planes para el día siguiente, pasamos una agradable tarde de domingo tomando vinos y contando batallitas junto a la concurrida chimenea.
Lunes, 22 de abril de 2014.
Cuando por la mañana veo que hace un día estupendo me dan ganas de tirarme de los pelos... nos habían dicho que el tiempo iba a empeorar y hacía un día de lujo, despejado y soleado. :(
Como debemos regresar a Alicante no podemos, aunque queramos, intentar el pico de Alba y los tubos de Paderna,
El regreso al Hospital del Benasque lo hacemos tranquilos, haciendo fotos y disfrutando del paisaje.
Al igual que salir de viaje a las 4:30 de la mañana se está convirtiendo en una costumbre, también se está forjando la costumbre de comer en Benasque al bajar del Refugio de la Renclusa. A pesar de ser las 11 de la mañana, a Isidoro y a Gerard se les antoja una parrillada. Al final, parrillada para todos, acompañada de unas cervezas bien frescas.
Mapa/track de la ruta.
Galería Fotográfica.
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